
La Procuraduría General de la República (PGR), al catear, a través de la Fiscalía Especial Para los Delitos de Violencia Contra Mujeres y Trata de Personas (Femitra), adscrita a la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), cuatro negocios de prostitución, no golpeó en forma directa al crimen organizado de trata de blancas, formado por la familia Torija García, al registrar el establecimiento Las Abuelas, disfrazado como Ferretería La Roca, simplemente les dieron un “rozón”, porque otro establecimiento similar continúa funcionando con el beneplácito del ayuntamiento de Puebla y de la Procuraduría General de Justicia (PGJ).Se trata del lupanar El León, ubicado en la 15 Norte 6212, a un costado del mercado Unión u Hoyo Negro, propiedad de los hermanos José Luis y Andrés Torija García, además de su padre, a quien muchos identifican como vendedor de fierros en la zona del mercado Santa Anita, negocio que no dejó de funcionar, a pesar del operativo orquestado por agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP), en apoyo al Ministerio Público de la Federación, realizado en la 14 Poniente 310, donde fue detenido uno de los integrantes de esta familia.El León, a decir de los vecinos de la zona, entrevistados por Intolerancia Diario, además de ser un negocio de venta de caricias femeninas y masculinas, sin el mínimo control sanitario, es una zona donde se reúnen vendedores de drogas como cocaína, marihuana y heroína, sin que ninguna autoridad haya realizado algún operativo para revisar su funcionamiento, pese a que se dijo que carece de todos los permisos por parte de la comuna y de la Secretaría de Salud, además de Protección Civil municipal.Ayer mismo Intolerancia Diario constató que el prostíbulo, que se oculta tras el negocio de dulcería Los Gallos, en el segundo piso, sigue funcionando en forma normal, sin que al propietario le importe que uno de sus hijos continúe internado en el Cereso de San Miguel, a disposición del juez séptimo de lo Penal, como presunto responsable del delito de lenocinio, junto con otros seis miembros del crimen organizado de trata de blancas que la noche del jueves fueron detenidos por la SIEDO.Se dijo que el negocio funciona mediante una clave que los empleados proporcionan a quienes lleguen a molestarlos, clave que les dieron dos comandantes, aún no se sabe si de la Policía Judicial del Estado (PJE), o de la Secretaría de Seguridad Pública.
Reta el crimen organizado de trata de blancas en Puebla a la SIEDO
La Procuraduría General de la República (PGR), al catear, a través de la Fiscalía Especial Para los Delitos de Violencia Contra Mujeres y Trata de Personas (Femitra), adscrita a la SIEDO (Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada), cuatro negocios de prostitución, no golpeó en forma directa al crimen organizado de trata de blancas, formado por la familia Torija García, al registrar el establecimiento Las Abuelas, disfrazado como Ferretería La Roca, simplemente les dieron un “rozón”, porque otro establecimiento similar continúa funcionando con el beneplácito del ayuntamiento de Puebla y de la Procuraduría General de Justicia (PGJ).Se trata del lupanar El León, ubicado en la 15 Norte 6212, a un costado del mercado Unión u Hoyo Negro, propiedad de los hermanos José Luis y Andrés Torija García, además de su padre, a quien muchos identifican como vendedor de fierros en la zona del mercado Santa Anita, negocio que no dejó de funcionar, a pesar del operativo orquestado por agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP), en apoyo al Ministerio Público de la Federación, realizado en la 14 Poniente 310, donde fue detenido uno de los integrantes de esta familia.El León, a decir de los vecinos de la zona, entrevistados por Intolerancia Diario, además de ser un negocio de venta de caricias femeninas y masculinas, sin el mínimo control sanitario, es una zona donde se reúnen vendedores de drogas como cocaína, marihuana y heroína, sin que ninguna autoridad haya realizado algún operativo para revisar su funcionamiento, pese a que se dijo que carece de todos los permisos por parte de la comuna y de la Secretaría de Salud, además de Protección Civil municipal.Ayer mismo Intolerancia Diario constató que el prostíbulo, que se oculta tras el negocio de dulcería Los Gallos, en el segundo piso, sigue funcionando en forma normal, sin que al propietario le importe que uno de sus hijos continúe internado en el Cereso de San Miguel, a disposición del juez séptimo de lo Penal, como presunto responsable del delito de lenocinio, junto con otros seis miembros del crimen organizado de trata de blancas que la noche del jueves fueron detenidos por la SIEDO.Se dijo que el negocio funciona mediante una clave que los empleados proporcionan a quienes lleguen a molestarlos, clave que les dieron dos comandantes, aún no se sabe si de la Policía Judicial del Estado (PJE), o de la Secretaría de Seguridad Pública.
Reta el crimen organizado de trata de blancas en Puebla a la SIEDO
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